Breve Historia del Karate-do por Shoshin Nagamine (Shorin-ryu).

Breve Historia del Karate-do por Shoshin Nagamine (Shorin-ryu).


En karate los movimientos se dividen en los básicos, que constituyen los kata (formas) y las técnicas intermediarias, que se entrelazan con los kata para darles utilización en kumite (enfrentamiento). Fue en Okinawa donde el karate tuvo su origen.
Okinawa, la principal isla de la cadena Ryukyu, que se extiende desde Japón hasta Taiwan, se ubica a aproximadamente 480 kilómetros al sur del extremo meridional de las islas principales del Japón, a 560 kilómetros al norte de Taiwan y a 750 kilómetros al este de China. Aquí se encuentran las corrientes cálidas del Mar Amarillo, del Mar Chino del Este y del Océano Pacífico. La isla de Okinawa es pequeña ya que tiene un área total de aproximadamente 1200 kilómetros cuadrados.
Si bien existen evidencias históricas sobre Okinawa que se remontan a 1000 años atrás, lamentablemente no se dispone de registros que permitan proveer una historia definida del karate. La escasa documentación sobre el karate y sus tradiciones, obliga a que los estudiantes tomen como base para su interpretación informaciones parciales recogidas de documentos históricos y de la tradición oral. La breve historia del karate-do que se da a continuación, constituye mi interpretación sobre la base de más de cincuenta años de estudio.

EL ARTE DE “TE’

Las artes marciales surgieron como consecuencia del instinto de autoconservación del ser humano. Este instinto fue la causa de que el hombre primitivo, que vivía en cuevas y sobre árboles, desprovisto de armas efectivas, se defendiera de los ataques utilizando las manos, los pies u otras partes del cuerpo.
E1 arte de autodefensa se desarrolló así de diversas maneras. En el Occidente se crearon el boxeo y la lucha. En el Oriente surgió el kempo, mientras que en Japón se originaron el judo, el yawara, el kendo y el aikido. Los okinawenses desarrollaron su propio arte particular de autodefensa; te quiere decir literalmente manos.
Las principales características del karate-do de Okinawa están dadas por la utilización de los puños, dedos de los pies, codos y cantos de las manos. Sin embargo, en la práctica real, cualquier parte del cuerpo puede transformarse en arma vital. La forma en que se utilizan los puños o seiken en el karate-do de Okinawa puede considerarse peculiar de esta isla.
Si bien las técnicas de mano abierta constituyeron una base fundamental en kempo, yarara y otras formas antiguas de autodefensa sin armas, en un libro histórico chino llamado Bub.ishi (Espíritu del Arte Marcial), en el que se menciona la utilización de las manos en kempo, se reconoce el mérito de la utilización de los puños. Kanryo Higaonna (nacido en 1853) estudió To-te (ver más abajo) durante más de diez años y enseñó estas formas en Okinawa, aunque cambiando las técnicas de mano abierta para adaptarse al método okinawense de utilización de los puños.
El arte de TE antedata al del karate. En la literatura ryukyu se considera que TE existió antes de que se llevaran a cabo prácticas de karate de estilo chino o to-te, y que influenció el desarrollo del karate okinawense en el siglo XVIII. TE floreció durante la época de oro de la cultura de las islas Ryukyu bajo el dominio del rey Shohashi en el siglo XV. Durante este período los habitantes de Ryukyu realizaban un rico intercambio cultural con los países de Asia, desarrollándose el arte de TE como consecuencia de la absorción de características de las artes marciales de otros países, particularmente de China. El hecho de que hubo diferencias entre TE y los métodos chinos de autodefensa pueden descubrirse tanto en la poesía como en la historia.
Un poema escrito por el eminente estudioso okinawense Teijunsoku (también llamado Nago Oyakata), cuya fecha de nacimiento (1663) antecede en noventa y ocho años a la primer práctica registrada sobre el método chino de autodefensa en Okinawa, hace una mención muy significativa sobre TE. En una parte del poema puede leerse:
No interesa lo mucho que pueda uno sobresalir en el arte de TE, y en esfuerzos intelectuales, no hay nada más importante que el comportamiento y la humanidad observados en la vida diaria.
La historia también registra que un destacado karateca de Okinawa llamado Sakugawa, que vivió en Shuri hace más de doscientos años, aprendió el arte marcial de To-te en China. Comúnmente se lo conocía como To-te Sakugawa, queriendo decir que era un maestro del estilo chino de autodefensa. Esta utilización del sobrenombre To-te como prefijo peculiar comprueba que entre los habitantes del archipiélago Ryukyu existió un arte marcial único en su género que se distinguió del to-te o método chino de autodefensa. Si no fuera así, Sakugawa se hubiera llamado Te-Sakugawa en lugar de To-te Sakugawa.
El desarrollo del arte de TE se aceleró con el sojuzgamiento en 1609 del pueblo de Ryukyu llevada a cabo por el clan Satsuma de Japón. Este clan abolió en las islas Ryukyu la utilización de las armas y la práctica de las artes marciales. A posar de haberse impuesto esta prohibición durante más de trescientos años, el arte de TE no se perdió, ya que fue transmitido de padre a hijo en la clase samurai de Okinawa. El entrenamiento se llevaba a cabo en secreto; los devotos practicaban en lugares ocultos y remotos, reuniéndose entre la medianoche y la madrugada, por temor a ser delatados. El tener que practicar en secreto y con mucho riesgo no desalentó a quienes disponían de un espíritu marcial y emprendedor; al contrario, eran por ello inspirados a realizar mayores esfuerzos.
Recién en el siglo XVII y principios del XVIII el arte del karate empezó a tomar forma a medida que el TE se unió al estilo chino de autodefensa para constituir los kata que se conocen actualmente en el karate. A través de la tradición oral y de la enseñanza personal, las ejecuciones secretas de los maestros chinos en el arte de la autodefensa llegaron a ser conocidas, integrándose de esta manera sus kata con TE. Una de las demostraciones más famosas fue dada por Kusankú, un chino cxperto en autodefensa, en 1761. Kusankú actuó utilizando habilidosamente sus pies y manos, dando así origen al kata Kusankú que se practica en Matsubayashi-ryu, un estilo que pertenece al método Shuri-te del karate.

SHURI TE Y NAHA-TE

Debido a la forma secreta en que se tenía que practicar TE, no existen evidencias que permitan proporcionar una clasificación clara de los distintos estilos y tipos de karate durante sus años de formación en el siglo XVIII. Sin embargo, el karate gradualmente fue dividiéndose en dos grupos o ramas principales: Shorin-ryu o Shuri-te y Shorei-ryu o Naha-te. Shorin-ryu se desarrolló en las proximidades de Shuri y Tomari, mientras que Shorei-ryu surgió de las proximidades de Naha.

El desaparecido Gichin Funakoshi, en su libro Karate-do Kyohan, opinó que las características de los dos estilos del karate okinawense indicaban que se desarrollaron a partir de requerimientos físicos diferentes. Funakoshi decía que Shuri-te o Shorin-ryu se basa en movimientos rápidos y veloces, resultando de esta manera conveniente para personas de poca estatura, cuya meta era el dominio de la acción rápida. Por otro lado recomendó Naha-te o Shorei-ryu para personas más grandes pesadas [aquí hay un error del autor, pues O-sensei no hablaba de recomendar cierto estilo para cierta contextura, sino que hablaba de que los estilos Naha y Shuri fueron aparentemente creados por gente de esas características, cosa que se hacía notar en los kata].
El origen de las artes marciales se encuentra en el instinto de autoconservación, teniendo como finalidad última el desarrollo, mediante la práctica continua, de una persona bien equilibrada y de cuerpo y mente sanos. Es aquí donde se encuentra el espíritu del karate-do.
Las diferencias entre Shuri-te y Naha-te están dadas por los movimientos básicos y el método de respiración. El principio básico de Shuri-te radica en el entrenamiento de formas asociadas con los movimientos naturales. Es esencial lograr velocidad y un adecuado sentido del tiempo (timing) en el entrenamiento de puntapiés, golpes de puño y golpes en general. Durante el entrenamiento debe controlarse la respiración naturalmente o sea que, para dominar Shuri-te, no es necesario entrenarse en formas artificiales de respiración.
Como puede verse, Naha-te se caracteriza por movimientos firmes y arraigados; los pies se desplazan más bien lentamente sobre una línea formada por cuartos de circunferencia, y la respiración se realiza en forma rítmica pero artificial, en concordancia con cada uno de los movimientos. Cuando se compara con los movimientos de Shuri-te, los kata de Naha-te aparentan carecer de velocidad. Sin embargo, las dos escuelas tienen por común denominador la utilización de posturas naturales.
Naha-te se divide en dos estilos: Goyu-ryu y Uechi-ryu. Shuri-te se divide en tres estilos (dos de ellos se llaman Shorin-ryu y el tercero se llama Matsubayashi-ryu [y el tercero se llama Kobayashi]). Yo practico el estilo Matsubayashi de Shorinryu. Matsubayashi-ryu es también llamado Shorin-ryu. A menudo los alumnos se confunden debido a una usual intercambiabilidad de los términos. El hecho es que ambos son correctos ya que puede obtenerse luna lectura de los kanyi (caracteres) tomados tanto de la lengua japonesa como de la china. De esta manera, el ideograma que significa pino (árbol) puede leerse como matsu o sho, y el que significa bosque, como jaiashi (hay un cambio fonético de “j” por “b”) o rin. Normalmente, mi estilo es llamado Shorin-ryu. Cuando se quiere distinguir definidamente mi estilo de otros pertenecientes a la familia Shorin, se lo llama Matsubayashi-ryu.
Una canción folklórica antigua de Okinawa dice: “Aunque tomemos diferentes caminos para ascender a la montaña arbolada, cada uno de nosotros puede lograr su meta y apreciar la luna al llegar a la cumbre”. De manera que al estudiar karate-do podremos lograr el mismo fin cualesquiera sea el camino que elijamos. La meta no varía con los estilos. En la profundidad de su filosofía comparten un significado común.

HISTORIA DEL KARATE-DO

Durante el siglo XIX, Shuri-te y Naha-te se desarrollaron aún más hasta convertirse en formas peculiares del karate de Okinawa. El estudio del karate seguía limitado a la clase samurai, practicándose en el más absoluto secreto. Cuando en 1875 finalizó la ocupación por Satsuma y Okinawa fue reconocida oficialmente como parte del Japón, no hubo necesidad de seguir manteniendo las prácticas en secreto. Sin embargo, el karate no llegó a ser popularmente conocido hasta que en 1904 fuera introducido como requerimiento de educación física en las escuelas públicas de Okinawa. El desaparecido Anko Itosu, uno de los más grandes karatecas contemporáneos, introdujo el karate en las escuelas, logrando de esta manera una de las contribuciones más importantes al desarrollo del karate feudal como arte marcial de tipo deportivo. Itosu entrenó a un cierto número de eminentes karatecas, entre los que puede mencionarse a Gichin Funakoshi, Kentsu Yabu, Chomo Hanashiro, Chotoku Kyan, Moden Yabiku, Choshin Chibana, Shinpan Gusukuma, Anbun Tokuda y Kenwa Mabuni.
En 1925, Gichin Funakoshi [el Maestro Funakoshi viajó a Tokyo en 1917 y 1922, siendo el primero en traer Karate a Japón, Motobu llegó en 1925 y se estableció en Osaka por respeto a Gichin Funakoshi] y Choki Motobu fueron a Tokio y Osaka (Japón) para determinar la opinión que pudiera tener el público con respecto al valor del karate de Okinawa. La introducción del karate en el interior del Japón marcó el comienzo de la difusión de este arte marcial por el mundo entero. En 1931 la Nippon Butoku Kai, organización formada para identificar y sistematizar las artes marciales del Japón, adoptó oficialmente la práctica del karate. De esta manera, el karate dejó de ser un arte marcial practicado a escondidas y en lugares muy limitados de Okinawa, ganando así su debida posición entre las otras artes marciales japonesas.
En el momento de su introducción en el Japón, el arte marcial de autodefensa okinawense se llamaba To-te (manos chinas) o karate (manos vacías). Durante la década 1930-1940 los karatecas insistieron en que debería llegarse a un acuerdo general en cuanto al nombre a asignar a este arte de auto-defensa [pues el Maestro Funakoshi había decidido reemplazar el ideograma “kara” chino por el de equivalente pronunciación japonés, además de llamar el arte un “do”, el conflicto y controversia que esto generó se materializó en una disputa en forma de artículos en un diario, que terminaron con Funakoshi convenciendo a sus rivales de sus razones para el cambio]. En una reunión realizada en 1936— patrocinada por Chofu Ota, jefe editor de la Ryukyu Shinpo Press— Chojun Miyagi, Chomo Hanashiro, Choki Motobu y Chotoku Kyan acordaron que este arte debería llamarse karate, significando “un arte de auto-defensa con las manos vacías” o “arte de autodefensa sin armas”.

RESURGIMIENTO DE LA POSTGUERRA

El karate sobrevivió al holocausto de la segunda guerra mundial hasta llegar a tener alcance internacional. De las cenizas de la guerra, el karate se regeneró y fortaleció hasta tener una posición equitativa entre los deportes internacionales como el boxeo, la lucha, el judo y el aikido. Esto fue realmente un logro importante.
Cuando finalizó la segunda guerra mundial, la Administración Estadounidense en el Japón emitió una orden por la cual se prohibió la práctica de judo y kendo, ya que se pensaba que fomentarian el militarismo. Como consecuencia, hubo una gran demanda por el karate-do y el aikido como “válvula de escape” para las energias de la gente joven, y en consecuencia ambas artes comenzaron a llamar la atención en todo el mundo. Otra razón aún más importante para explicar el interés cada vez mayor por el karate y el aikido es el hecho de que ambos se practican sin ningún tipo de implementos. Esto constituyó un hecho ventajoso bajo las condiciones socio-económicas que imperaban en aquel entonces, cuando no se podía adquirir equipo alguno, no sólo para practicar artes marciales, sino tampoco para ningún deporte. De esta manera surgió un momento muy favorable para que el karatedo entrara en una nueva era, aumentando así en gran medida su popularidad. Sin embargo, surgió un problema debido a la gran escasez de instructores calificados para satisfacer una demanda cada vez mayor.
De los instructores de karate que hubo en Japón durante la década 1930-1940 solamente pocos—principalmente Koyu Konishi y Shinjun Otsuka—continuaron dedicándose al karate-do despues de la guerra. Los motivos de esta escasez de instructores pueden atribuirse a la historia comparativamente corta que tiene el karate en el Japón, a los daños producidos por la guerra y a la práctica discontinua del karate durante la misma.
Estas circunstancias contribuyeron a crear un fenómeno inusual en el Japón: la aparición del “instructor instantáneo de karate”. Existen muchos ejemplos y episodios relacionados con este fenómeno. Uno se produjo inmediatamente después de la guerra. Un okinawense capturó un ladrón y lo llevó a la policía. El hecho fue publicado en un diario, dándosele gran importancia al poner “un karateca de Okinawa” en lugar de “un okinawense”. La ironía comenzó después de que mucha gente leyó el artículo. La gente joven visitó al okinawense para aprender karate. El hecho es que este okinawense no tenía ninguna familiaridad con el karate y en consecuencia se transformó en un “instructor instantáneo”. De día aprendía karate con un verdadero instructor y en los atardeceres enseñaba a sus alumnos lo que recientemente había aprendido. Aún hoy día esta persona es el maestro de karate de un dojo (“lugar sagrado de aprendizaje”) muy conocido.
Paralelamente a este desarrollo sorpresivo del karate-do, aparecieron estos instructores instantáneos cuyas cualidades eran incuestionablemente pobres e insuficientes. Con ellos era imposible estudiar karate-do en la forma tradicional, o sea exigiendo normalmente muchos años de sacrificio en el aprendizaje de los kata. Por lo tanto recurrieron a las técnicas y métodos vistosos de combate libre que cualquier persona puede realizar sin entrar en un entrenamiento formal, asiduo y prolongado.
En los clubes de karate de algunos colegios japoneses se produjeron casos similares. A los instructores de estas escuelas les era muy difícil controlar a sus socios y enseñar karate desde el punto de vista de la forma, debido al hecho de que muchos ya habían aprendido en varias y diversificadas escuelas. Se había descubierto que si bajo ciertas reglamentaciones se daba énfasis a la lucha libre entre las actividades del club, éste podía ser conducido en una forma más fácil y efectiva. Bajo este punto de vista, una gran parte de los karatekas del Japón optaron por lograr triunfo y popularidad en lugar de contenido y profundidad. En consecuencia, si bien el karate aumenta su popularidad mundial, está en cambio perdiendo su valor como arte marcial.