Karate-do como una analogía de la vida

Karate-do como una analogía de la vida

El otro día mientras conversaba con un amigo interesado en entrenar Shotokai (ahora está entrenando) repentinamente tuve un pensamiento (muchas veces aparecen así). Puede que esté equivocado, puede que sea un poco alejado de la realidad pero a mi me suena bien y es bastante interesante. Trataré de expresarlo en palabras y posiblemente pueda explayarme un poco más.
Todos sabemos que Karate-do no es un arte orientado a crear matones ni egocéntricos ni asesinos, en realidad exactamente lo contrario. También sabemos que Karate no es aplicable directamente como técnica de defensa personal en nuestra vida diaria si nos vemos expuestos a armas de alto poder (sin importar lo que Hollywood intente hacer creer al público ingenuo :))

Le comentaba a mi amigo sobre la conciencia clara y constante que debes aprender a desarrollar en tu vida a través de un entrenamiento constante y severo. Esta conciencia durante el entrenamiento debe ser una constante diaria y un compañero para toda la vida. Conocer el ambiente que te rodea, los que te rodean y los que se mantienen a distancia, debes estar preparado para un ataque en cualquier momento y de cualquier dirección. Ahí pensé “Karate-do es meramente una analogía de la vida real”, en la vida diaria debes también tener una conciencia clara, debes estar presente aquí y ahora, tan bien como nos sea posible, y no dar vueltas con la mente absorbida por los problemas, desgastándose, perdiendo energías, escapando la realidad y el presente que es lo único real a nuestro alcance.

Debes aprender a controlar el cuerpo y la mente, sino tu cuerpo y mente te controlarán a ti, esta máxima se vincula además con una máxima en Karate-do del NiJuKun: “Primero conócete a ti mismo y luego a los demás” y otro “Esforzarse por la perfección del carácter” del Dojo Kun. Las técnicas básicas, kata y kumite te ayudan en ese proceso, aprendes a coordinar y controlar el cuerpo, aprendes a respirar, aprendes a relajar, aprendes a generar fuerza a través de la flexibilidad. Este punto ha sido un problema en mi vida ultimamente. Debo admitir que no tengo esa habilidad ni en Karate ni en mi vida personal. Me involucré en una relación donde mi excesiva flexibilidad y aceptación fueron al final utilizados en mi contra. Esto se expresa también en mi práctica personal de Karate donde o uso demasiada tensión, eliminando la velocidad, penetración y efectividad o una excesiva flexibilidad que puede resultar en movimientos inútiles. Nuevamente un paralelo entre Karate-do y la vida diaria.

Luego pienso, no debemos obsesionarnos ni con nuestro trabajo, ni en el amor ni con Karate-do. No hay problema con amar algo, ni amar lo que haces, ni amar a alguien, pero el equilibrio, al armonía debiera ser uno de los objetivos primordiales en la vida. Debemos cuidarnos y no creer que Karate-do terminará siendo nuestra vida y no pensar en nada más.

A través de Karate-do progresivamente logras un mejor conocimiento sobre ti mismo. No necesariamente en un nivel intelectual sino a un nivel espiritual, que es más importante en nuestros tiempos. “Conócete a ti mismo”, “Conócete a ti mismo y luego a los demás”, máximas en Grecia Antigua, en Japón y muchos otros lugares y momentos en la historia y el tiempo, pero no debe ser un misterio ni una sorpresa. Muchos de los grandes filósofos se repiten, es además una verdad evidente, del tipo que uno llama “verdades universales”. El autoconocimiento es la base del desarrollo futuro en la vida y en Karate-do. Debe ser buscado a través de una vida disciplinada y entrenamiento que se base en en una fuerte voluntad de superación y de avanzar.

A través del entrenamiento desarrollaremos una percepción más profunda, no sólo de la naturaleza sino de los seres humanos, aprendemos a mirar más allá de la superficie, buscando aquello que hace a los seres humanos entidades profundas e interesantes de una forma u otra. Esto nos traerá muchos beneficios en la vida.

Hablo demasiado, lo admito, además admito tener un conocimiento muy básico y ni cerca estoy de tener una personalidad y carácter perfectamente desarrollados, eso sí admito que sigo trabajando y seguiré por mucho tiempo más. Pero de eso se trata la vida, para eso está y no tengo ninguna intención de desperdiciarla.

Saludos,

Guadalajara 19 de Diciembre 1998