Los errores de S. Egami

Extraído del libro:
Histoire de Karaté-dô
Escrito por Kenji Tokitsu
[Link al sitio oficial del Maestro Kenji Tokitsu]
Editorial SEM, Paris.

El Maestro Shigeru Egami piensa que, a pesar de las indicaciones del Maestro Gichin Funakoshi, siguió mucho tiempo una vía errónea dentro de su búsqueda del karate. Escribió:

Maestro Shigeru Egami
Lo que escribo aquí no es más que una expresión del proceso de mis reflexiones y de mis experiencias durante cuarenta años de camino dentro de la vía del karate. Sería feliz si pudiera aportar una ayuda a aquel que busca convertirse en experto de esta vía.

Pienso que el maestro Gichin Funakoshi intentó trazar un camino durante los 90 años de su vida; siguió una vía difícil. He llegado hasta aquí caminando sólida y voluntariamente sobre el caminó que nos indicó. Caminar sobre un camino marcado por nuestros predecesores tampoco es fácil, ya que hay siempre problemas de estado de ánimo para nosotros que somos hombres ordinarios. Incluso si un camino ha sido desbrozado una vez, hay quien se pierde con el tiempo. Por eso algunos se extravían y otros entran dentro de un laberinto a fuerza de querer precipitadamente encontrar eficacia. Llegando a veces a dudar sobre abandonar esta búsqueda penosa. Sin embargo, somos felices ya que hay en todo caso un camino que ha sido trazado al menos una vez. Quitando las hierbas y las piedras podemos percibir las trazas del camino.

Un día de mi juventud me extravié, abandoné este camino y me encontré en un laberinto…Tardé tiempo en comprender esta situación y para volver sobre el buen camino tuve que atravesar un periodo penoso y difícil. Cuando me encontré en la vía correcta tenía ya más de 40 años. Pero encontrarme en una vía justa me llenó de alegría y desde ese día he podido hacer frente a otros tipos de dificultades y he llegado, en todo caso, hasta el último punto del camino que mi maestro trazó.

No hay que apresurarse nunca, es la lección que saqué de mis experiencias…

Cuenta esta anécdota […] que ilustra el entrenamiento que practicaba entre los 25 y 30 años y los consejos dados por G. Funakoshi.

Yoshitaka (Gigo) Funakoshi (izq.) y Shigeru Egami
Hacia 1936 alrededor del maestro Yoshikata Funakoshi, los jóvenes alumnos se reunieron para construir el dojo central que se llamó Shotokan a partir del seudónimo en caligrafía del maestro Funakoshi. Llamábamos este dojo “Honbu dojo” (dojo central). Todos estábamos muy orgullosos de este magnífico dojo que nosotros mismos habíamos construido, esto estimulaba el ambiente de entrenamiento. Los dos maestros Funakoshi, Yoshitaka y Gichin, nos entrenaban con una sonrisa de satisfacción.

Fue en 1937 o 1938, poco tiempo después del fin de mis estudios a la universidad. Me entrenaba con empeño, por el día en el dojo de la universidad y por la noche al Honbu dojo. Una noche entrenaba el desplazamiento de la kata Tekki en este dojo donde no había nadie. Y me hablaba a mi mismo.

“Sin poner el talón, poner el pie con sokuto…”

y efectué un fumikomi con determinación. Entonces oigo un ruido seco de parquet. Sorprendido, miro al suelo. Mi sokuto cortó en dos una de las láminas de parquet nuevas. No estaba rota, es como si la hubiera cortado. Me sorprendí y al mismo tiempo contento de haber podido realizar tal hazaña técnica. Pero como había roto el parquet de un dojo nuevo, fui a informar excusándome al joven maestro (Yoshitaka).

Desciende al dojo diciendo:

“¡Ah, bueno! ¿Ha hecho eso? Pero no es fácil de romper”.

Viendo el parquet, exclama:

“¡Oh, es extraordinario! Se diría que ha estado cortado, no roto. Por el parquet no es grave, basta con hacerlo reparar”.

En vez de hacer un reproche, es más bien elogioso para mi y me anima. Interiormente estoy orgulloso y contento. Es en este momento que percibo la presencia del viejo maestro (Gichin).

“¿Es usted, Egami, quien ha roto este parquet?”

“Sí, maestro, os pido perdón”. Pidiéndole perdón pienso para mi que me felicitará.

“Sígame”.

Le sigo a su habitación del primer piso. Sentado ante el maestro, me siento un poco inquieto. Al cabo de un momento de silencio el maestro dice.

“Egami, ha hecho otra vez una cosa parecida. El verdadero entrenamiento no debe ser lo que ha hecho. En el entrenamiento de antes no hacíamos cosas brutales como esa. En un verdadero entrenamiento, hay que poner una puerta de shoji (marco de madera con una hoja de papel extendida) sobre el suelo y tirar agua

Shigeru Egami sensei
encima. Entrenaos sobre este papel sin desgarrarlo y desplazaos sin romper las finas armaduras de madera ejercitándoos en las técnicas con potencia. ¿Comprendéis porque debemos buscar la técnica?”

He aquí una preciosa enseñanza de mi maestro.

¿Qué tipo de errores S. Egami pensaba haber cometido en su juventud?

Descubrí el karate hacia 1924 cuando estaba en el instituto. Los movimientos extraños y las técnicas de un contramaestre de trabajos de construcción, originarios de Okinawa, me parecían misteriosos e intrigantes, con el tiempo comprendí que no era más que un debutante…

Algunos años después, cuando entré a la universidad, empecé seriamente con el karate. El entrenamiento estaba lejos de ser misterioso. Se trataba de repeticiones y de entrenamiento de fuerza. Este entrenamiento satisfizo mi primer deseo: llegar a ser fuerte.

Este tipo de entrenamiento permitía volver el espíritu combativo y fortalecer el cuerpo, pero comprendí progresivamente que se trataba de una fuerza física parcial y superficial… Me entrené en tsuki y en keri con la voluntad de ser lo más fuerte posible invirtiendo mi vida, lo que me permitió obtener una fuerza notable. Pero con el curso del tiempo tuve que comprender los límites de la fuerza física y de la fuerza humana, lo que me condujo a una reflexión sobre la búsqueda posible. Comprendí los límites de un ser humano e intenté alzarlos explorando y creando nuevas posibilidades.

Aquel que es débil se convierte en fuerte, aquel que es fuerte se convierte en más fuerte aún, pero hay un límite en la búsqueda de la fuerza física. ¿Qué es la verdadera fuerza que no se puede obtener por un entrenamiento físico llevado al límite? ¿Existe tal cosa? …

Pensaba cuando era joven que el karate debe ser absolutamente eficaz y practicaba el combate libre e igualmente, para reforzar el tsuki, golpeé un makiwara particularmente sólido, en vez de utilizar una plancha ligera, utilicé un poste cuadrado de 9 cm.

Así me desvié del verdadero karate…

Traducido al español por Xavier Mínguez, Shotokai de España