Shotokai y la JKA (Nihon Karate Kyokai)

EL ORIGEN DEL “EGAMI KARATE”

Shotokai y la JKA (Nihon Karate Kyokai)

Los momentos más oscuros del Karate-do

PROLOGO

El día 26 de Abril de 1957 falleció nuestro maestro y padre Shoto, Gichin Funakoshi.

Al día siguiente tuvimos una reunión urgente para tratar un asunto complicado que surgió inmediatamente después de su muerte, ya que la Asociación Nipona de Karate (“Kyokai”, JKA) no asistiría a los funerales si esta no era la organizadora de los mismos.

La declaración de la Kyokai nos sorprendió desagradablemente a todos nosotros. Su actitud era impensable y más teniendo en cuenta las palabras del maestro Giei, primogénito del difunto quien reiteraba lo siguiente: “El entierro de mi padre correrá a cargo de la escuela Shoto-kai, porque él no tenía otro cargo que el de director del Gimnasio Shoto-kan y el de la escuela Shoto-kai. Ahora que el gimnasio desapareció incendiado, es lógico que su entierro se realice a cargo de la Escuela”.

Ya sabemos que en una sociedad jerárquica tradicional como la japonesa, la intención del primogénito es la que más cuenta en los funerales, por lo que fue desechada la postura de la Kyokai.

En aquellos tiempos la Kyokai agrupaba las principales universidades que contaban con una larga historia de actividades de karate como Keio, Takushoku y Hosei mientras que las universidades Chuo, Noko, Seijo, Gakushin y Senshu eran fieles a la Escuela Shoto-kai con total apoyo a la organización del entierro por la última.

Respecto a la Universidad de Waseda, se encontraba en una situación interna difícil. El señor Ohama, director del Departamento de Coordinación de Deportes de la Universidad y compatriota del maestro Funakoshi al que le unía una larga amistad, fue encargado de coordinar los funerales, mientras que su Club de Karate se había alineado con la Kyokai participando activamente en los actos de la misma. No podría boicotear los funerales ignorando la intención del señor Ohama, pero tampoco se ofrecía a apoyar la reconsideración de la Kyokai. Como consecuencia estaba presente en la reunión pero apenas se manifestaba sobre el tema.

Bajo este ambiente complejo y de crispación comenzó la reunión en la que estaban convocados unos cincuenta karatekas. Yo la presenciaba en calidad de moderador limitándome a este papel y el señor Egami y su ayudante Yanagisawa (representante de Chuo) se encargarían de convencer a la Kyokai de que considerase su postura.

A lo largo de la reunión el señor Egami repetfa el llamamiento a la razón en nombre del primogénito Giei, con sus frases breves y precisas, convencido de que sería un grave error si no asistiera a los funerales. La Kyokai, por su parte, mantenía desde el principio su inflexible actitud: “Si los funerales no se realizan a cargo de la Kyokai, ésta no va a asistir …”.

Pasaban horas y horas y no se llegaba a ningún acuerdo. Se notaba claramente la imposibilidad de cualquier reconsideración por parte de la Kyokai. Los representantes de Takushoku, Keio y Hosei se habían despedido llevándose las banderas de su club, depositadas para el velatorio. Alegaban que las necesitarían para unos actos universitarios del día siguiente.

Tras largas horas de discusión, nos vimos obligados a llegar a una conclusión, fuera la que fuera: “La asistencia o no a los funerales sería decisión personal…” No teníamos otro remedio que hacerlo de esta manera.

La única razón aportada por la Kyokai consistía en el hecho de que el maestro Funakoshi, además de ser el presidente de la Escuela Shoto-kai, ocupaba el cargo de máximo consejero técnico de la Kyokai. Como antes he indicado, yo asistía a esta reunión en calidad de moderador y me limitaba a este papel. No me manifestaba en ningún momento; sólo tuve la palabra a título personal con objeto de corregir un error, que fue el siguiente: “La Kyokai no reconoce el Taikyoku, por lo tanto no lo practica. Dice que esta kata se elaboró y perfeccionó por el maestro Gigo. Pero esto no es cierto. El Taikyoku es fruto de muchos años de entrenamiento por varias personas. El señor Kugimiya (Takushoku) es uno de estos karatekas. En plena guerra se publicó “Karate-do Kyohon” (segunda edición), libro de karate escrito por el maestro Funakoshi, como todos sabemos. Y en el suplemento del mismo libro el autor presentó el Taikyoku con su propia firma. Dicho esto ahora les advierto una cosa: si la Kyokai considera al maestro Funakoshi como máximo consejero técnico y no practica el Taikyoku, será incoherente”.

Después de aquel encuentro pasó lo que tenía que pasar. En diciembre del mismo año el señor Nakayama vino a verme y tuvimos la siguiente conversación:

“Hazte miembro de la Kyokai. Déjate de argucias y ahora hazte miembro de nosotros”.

A esta invitación respondí tajantemente.

“Antes de invitarme a ingresar en la Kyokai, debes hacer dos cosas: Ir a casa de los Funakoshi y pedirles perdón. Cómo puedo ingresar en la asociación que boicoteó los funerales del maestro?, y además debéis reconocer el Taikyoku como ofi-cial. Si cumples estos dos compromisos, lo pensaré”.

“Pues puede que tengas razón. Pero ahora no discutamos. Afíliate a la Kyokai y después impón tus razones”.

(La Kyokai, en el momento de esta conversación, ya reconocía que el Taikyoku fue elaborado por el maestro Funakoshi. Pero seguía sin practicarlo, cosa que yo no entendía).

“Mira Nakayama, somos técnicos de Karate. Hemos entrenado juntos y compartido duros momentos. Espero que me entiendas. Tú tienes alumnos y si la gente les dice a ellos. Sois de la asociación que ha boicoteado el entierro del maestro Funakoshi!, te duele esto, no? Vete a casa de los Funakoshi y pídeles perdón. Es un puro formalismo, ya lo sé, pero hay que cumplirlo”.

Esta fué la última vez que ví al señor Nakayama


Comentario del Maestro Hironishi, actualmente presidente de la Asociación Internacional de Shoto-kai con sede en Japón, único superviviente de los doce 5tos danes que existian al final de la segunda guerra mundial.